18. La cuadrilla
Me duelen las manos. Esta mañana me he levantado con los dedos agarrotados y la extraña sensación de ser algunos años más viejo de lo que era anoche cuando me acosté. Y es que hasta hace no tanto, podía pasarme días haciendo cualquier trabajo manual sin resentirme. De hecho, siempre me ha gustado trabajar con las manos: es una forma de justificar mi absoluto y malsano desinterés por cualquier deporte. Soy un desastre: desde que el viejo tuvo que renunciar a salir en el barco, el único esfuerzo cotidiano que …