28. Las torres de Camila
Descubrí esos libros de Piyi salvados del fuego –apenas pintados por una fina película de hollín- ya en la primera inspección del paisaje de negruras desoladas tras el desastre. Me alegré muchísimo al encontrarlos. Sobrios, supervivientes, elegantes en su limpieza. Pero tarde algo más de una semana en meterme con ellos: quería hacerlo un día feriado, para que Carlota y Camila me ayudaran a rescatarlos del todo. Al final fue un sábado por la mañana, y también vino Daniel. Ellas llegaron protestando a coro, como suelen, porque querían ver no …