El PSOE se decidió y puso por fin ayer el esperado huevo de la reforma de la Ley del ‘sólo sí es sí’. Lo hizo con la debida cautela, evitando provocaciones a su socio Podemos, y anunciando que no pactará enmiendas con el PP, sino con los socios del propio Gobierno. Uno se pregunta qué clase de política es la que plantea con carácter general que no se aceptaran enmiendas de un concreto partido por venir de ese partido, y no por coincidir con ellas, o ser buenas. Más aún cuando la declaración del PSOE resulta bastante inútil habiendo anunciado el PP que no impedirá que la modificación socialista prospere, lo que en castellano quiere decir que votará con el PSOE cuando exista peligro de que los votos de Podemos y los satélites secesionistas puedan impedir la aprobación de las propuestas. El PP no sólo actúa de acuerdo al sentido común, apoyando una reforma necesaria para evitar que sigan saliendo delincuentes sexuales a las calles, también se quita el problema de tener que asumir la reforma si llega al Gobierno con el apoyo de Vox y con toda la izquierda enfrente.
La propuesta planteada por el PSOE, coincide tanto con lo que pedía el PP en su reforma presentada en diciembre, que los populares dicen que el PSOE les ha copiado. Y de esa acusación se defienden los socialistas jurando que ellos le presentaron a Podemos las mismas propuestas antes de que el PP revelara las suyas. Este país está chiflando: en vez de celebrar la coincidencia de criterios en la reforma, los dos principales partidos españoles se acusan de copiarse. Al final, lo importante es que -sea como sea- se le va a dar la vuelta al disparate de la reducción de condenas y se volverá a las penas anteriores a la ley podemita. Ocurrirá así para las agresiones con violencia o intimidación, con y sin agravante, para las agresiones con penetración, con y sin agravante, ya sean a mayores de edad como a menores de 16 años, con y sin especial violencia. La propuesta de reforma del PSOE -en materia de penas- consiste en volver a la ley anterior, en todos los casos.
Podemos se opone, por supuesto. Considera que ordenar las penas atendiendo a que la agresión sexual se produzca con violencia o intimidación “desplaza el foco de atención” desde la ausencia de consentimiento a la violencia, y aventura que con la reforma del PSOE se producirá otra oleada de reducciones de condena a los agresores. Parece una idea un poco peregrina esa de que volver a las penas anteriores y más duras pueda provocar nuevas rebajas de condena y excarcelaciones, pero eso es lo que ayer aseguraba impertérrita la delegada contra la Violencia de Género, Victoria Rosell.
Sería razonable esperar que -tras aventurar una incongruencia semejante-, doña Vicky explicara cómo se come eso, pero ella se negó a hacerlo “para no dar ideas”, aunque luego insinuó que podría suceder que los jueces que hubieran seguido la interpretación de Igualdad y de la Fiscalía se replantearan los casos revisados en los que no se rebajaron las penas –y las redujeran-, como reacción ante el cambio en el modelo.
No sé si habrá por ahí alguien con ciencia jurídica y capacidad de explicar que es lo que teme exactamente la jueza en excedencia Rosell, pero a mí me da la impresión de que lo que quiso decir es que si se aprueba la reforma de la ley, los jueces que no redujeron las condenas con la ley de Montero –supongo que ella interpreta que son los jueces más próximos, los no reaccionarios, los no fascistas– se podrían poner a rebajar condenas, no se exactamente con qué objetivo. Llevo años interpretando declaraciones ajenas, pero esta necesito con cierta urgencia que me la pique alguien en porciones digeribles.
Mientras Podemos se lame las heridas y articula un frente que obligue al PSOE a aceptar la ayuda del PP –una estrategia inteligentísima– hay gente con sentido común que se pregunta quién va a pagar los platos rotos: de momento cerca de 400 delincuentes con penas rebajadas, y habrá que ver cuánto tarda en aprobarse la reforma. Si los abogados se dan prisa, la ley de Irene Montero podría beneficiar a un porcentaje elevadísimo de los delincuentes sexuales que cumplen condena. Pero aquí seguimos. Entretenidos con las cosas de Victoria Rosell.