La víctima número 1

Francisco Moreno presenta un acto de la empresa de Eustasio López

La tarde del miércoles, la noticia del procesamiento del empresario  Eustasio López, acusado de dos delitos de prostitución de menores en el ‘caso 18 Lovas’, saltó a todos los medios canarios y nacionales. O a casi todos. La Televisión Canaria se resistió a dar la información hasta que el periodista Juan García Lujan, invitado al Buenas Tardes Canarias, después de solicitar en varias ocasiones que el asunto fuera llevado a la tertulia, decidió sacarlo en directo, con escaso éxito. La  implicación de Eustasio López -la mayor fortuna de Canarias- en un escabroso encuentro con menores se mantuvo apenas unos segundos en antena. Después, en el informativo de tarde, el asunto si fue tratado, pero citando al empresario en último lugar y sin identificarlo. La noticia no fue redactada por uno de los editores que normalmente cubren la información: la directora de informativos encargó especialmente a su ayudante que redactara la información. Y ayer fue aún más escandaloso: la información se emitió acompañada de unas fotos pixeladas de las menores en actitudes provocativas. ¿Por qué de las menores y no de los procesados?

La respuesta es sencilla: el administrador único de la Radio Televisión Canaria, Francisco Moreno, era precisamente el responsable de prensa de Eustasio López cuando se produjeron los hechos –en 2016- y también cuando se conocieron, un año más tarde. De hecho, Moreno se encargó personalmente de gestionar la situación de crisis abierta por la implicación del empresario para el que trabajaba, en el escándalo de las ‘18 lovas’, una red de prostitución dirigida por Agustín Alemán, un personaje del Sur grancanario, más conocido como Yino.

Moreno se entrevistó entonces con los directivos de los principales medios de comunicación de Canarias para controlar la situación e intentar reconducir el impacto del escándalo, ofreciendo una versión edulcorada de los hechos, atribuyéndolos a una conspiración contra su jefe, magnificada por una cadena de televisión nacional a la que él se había negado a atender en sus exigencias publicitarias. El problema es que esa versión –perfectamente posible. no explica qué es lo que hacía Eustasio López en una fiesta de piscina con ocho mujeres jóvenes y dos menores desnudas –identificadas en el auto de procesamiento como Víctima 1 y Víctima 17- y por qué decidió tener relaciones sexuales con al menos una de ellas, precisamente la que acabaría denunciando a la Justicia la existencia de una red de prostitución que reclutaba menores en centros de acogida del Gobierno regional. Para Eustasio López, cuyo contacto con esa red se produjo al parecer de manera circunstancial, tras asistir a un encuentro de negocios que acabó en juerga piscinera en el chalé de San Bartolomé de Tirajana, propiedad de su amigo Eugenio Hernández, la denuncia presentada por la Víctima 1 supuso probablemente el peor momento de su vida, además del riesgo de hacer frente a una dura condena penal.

Pero es sabido que los ricos y poderosos suelen tener más suerte que el resto de los mortales: tras cumplir 18 años, la menor decidió inexplicablemente renunciar a ejercer acciones penales o civiles por los abusos que previamente había sufrido y denunciado. La joven desapareció de circulación y sin dejar rastro durante algunos meses, aunque hoy sigue ejerciendo en el Sur grancanario. Eustasio López tendrá que hacer frente a un auto, pero la Víctima 1 ya no va a estar ahí para señalarle. Y esa es la historia de la que ayer hablaba todo el mundo en todas las esquinas de Canarias y en algunos de sus medios, pero que nadie contó en la Televisión Canaria. Prefirieron difundir las fotos provocativas y sexualizadas de las jóvenes menores antes que publicar las de los que las explotaron. Supongo que algún motivo habrá para que hicieron eso. Y a lo peor más de un motivo: tiene que ver con el hecho de que la primera víctima es siempre la verdad.