Hipótesis camachas

Horas después, el general soponcio desatado por la elección del figura de Miguel Cabrera Pérez Camacho como portacoz del PP comienza a dar lugar a interpretaciones más sesudas y prolijas. Yo tengo tres de no mucha enjundia, pero son gratis, algo es algo.

La primera es que con el nombramiento de Cabrera, Soria desafía a la Mesa de la Cámara –a Antonio Castro- y se pasa por el arco de triunfo el resumen de la situación. Sabrán que la bronca entre Soria y Castro ha sido de órdago en los últimos días: tras el ripio del moño, el vicepresidente se reunió con el palmero a ver si paraba la desautorización de la Mesa, y la cosa acabó vamos a decir que en tono más bien airado. Y es que lo que tiene Castro de monjil en público lo tiene de pétreo en privado, y se puso bastante borde cuando Soria amenazó con pasarle factura. Hipótesis una, pues, es que la factura (proforma) es justo este desafío conservador a la autoridad de la Mesa. A ver qué viene después, porque no parece de mucho juicio que Soria se enfrente a Castro y Mari Mar Julios –ninguno de ellos propiamente paulino- y abra una brecha con la parte de Coalición que el presidente Rivero no controla. A ver si Soria hace por el PSOE lo que López Aguilar no supo: dividir Coalición.

La segunda: Soria ha desplazado a Maria Australia Navarro a la espera de darle inmediato destino. Se cuenta que hay crisis de Gobierno a la vuelta de la esquina, y que Soria ha escuchado voces de ultratumba que le aconsejan colocar en Turismo a su chica favorita. Pudiera ser. Pero si era sólo para hacer tiempo se podía haber ahorrado el viaje, que tampoco hay tanta distancia de la portavocía del grupo a la presidencia. Digo yo. Hipótesis dos: Rita kaput, Maria Australia camino de Fitur y la ITB.

       La tercera, la más soriana, sin tesis, ni antítesis, ni exegesis, ni hipótesis: “per i miei coglioni”, punto pelota. Y una explicación: el ripio no fue tan casual como se ha dicho, sino vicario y calculado ajuste de cuentas. Es secreto a voces que Soria se la tiene jurada a doña Paquita desde que la señora Luengo sacó al patio público a la suya (a la señora de Soria) y al resto de la parentela del vice, con la excusa del expediente Tebeto de Las Mil y Una Noches. Miguel Cabrera sería entonces vate y recitador, pero la musa inspiradora estaba en el banco azul, al lado mismo de Paulino. Hubo risas mientras duró el recitado, pero el juglar acabó al final tan desfondado que había que recompensarlo. Por colega…

       Hipótesis para todos los gustos, pues. ¿Y cuál me quedo yo? Pues yo con las tres, un poco de todo, como en la viña del señor y en la sesera de Soria. Y muy atento a la segunda…