La consejera de Sanidad del Cabildo palmero se niega a dimitir por haberse vacunado y asegura que cuenta para no hacerlo con el apoyo de Anselmo Pestana
El amparo de Pestana…
La consejera de Sanidad del Cabildo palmero se niega a dimitir por haberse vacunado y asegura que cuenta para no hacerlo con el apoyo de Anselmo Pestana
El domingo pasado, la consejera de Sanidad del Cabildo de La Palma, la socialista Susana Machín, fue vacunada por segunda y última vez contra el Covid, tras ser citada para recibir el pinchazo por un correo electrónico enviado por el Área Insular de Salud de La Palma. Susana Machín convocó el lunes una rueda de prensa para explicar su decisión de revacunarse, en el hecho de que está completamente segura de haber hecho lo correcto, de que su comportamiento encaja en el protocolo y estrategia nacional de vacunación.
“Nunca me he planteado dimitir”, dijo en una comparecencia ante los medios, cuando apenas faltaban unas horas para que concluyera el plazo que la Ejecutiva Federal socialista ha dado a la consejera y otros cargos electos del PSOE palmero para que elijan entre dimitir por haber adelantado su vacunación, o ser expulsados a las bravas por el partido.
La verdad es que este de la expulsión preventiva es un asunto delicado y peliagudo: determinar si la consejera Machín actuó con voluntad torticera, o simplemente siguió las instrucciones recibidas por las autoridades médicas requiere un procedimiento con ciertas garantías. Porque no es lo mismo haberse movido para adelantar la propia vacunación –algo que es tan perfectamente posible que ocurriera como que no- que haberse vacunado -supongo que alegrándose mucho, pero eso no es delito- porque así lo decidieran los responsables de aplicar el protocolo de vacunación.
La dirección regional del PSOE quiere ejemplarizar con su petición de dimisión a todos sus cargos públicos implicados, sin que parezca importar mucho si alguno de ellos actuó de buena fe. La verdad es que no sé qué diablos le ocurre al PSOE canario últimamente, que anda poniendo de patas en la calle a su gente con pasmosa ligereza: la manera salomónica de resolver el cisma de Arona, echando tanto a los jefes capuletos como al jefe montesco; lo de quitarse de en medio a los concejales socialistas de Tacoronte por hacer lo mismo que hizo Ángel Víctor Torres (pactar el gobierno con Nueva Canarias); o esta nueva demostración de fuerza que consiste en quitarse de encima a cinco cargos públicos sin decidir primero si conspiraron para vacunarse antes o sencillamente aceptaron ser vacunados cuando se les comunicó, como habría hecho cualquier hijo de vecino. A este paso estar afiliado al PSOE canario puede acabar siendo declarado una actividad de mucho peligro…
Pero al grano: de la comparecencia de la señora Machín ante los medios yo no me quedo con lo que es de pura lógica (su anuncio de que peleara cual cosaca por defender su honorabilidad y tal), sino con un asunto de aparente menor enjundia, que es la afirmación de que en esta decisión de no dimitir por la vacuna precipitada, a ella la respaldan sus compañeros del Cabildo (lo dijo flanqueada por el vicepresidente cabildicio, José Adrián Hernández Montoya), la apoyan los vecinos de la isla, la bendice el Episcopado (por mimetismo palmero) y –esta es la buena- la ampara el secretario general socialista en la isla, Anselmo Pestana, que el hombre encuentra tiempo para todo y es capaz de amparar a la señora Machín y trasladar al mismo tiempo emigrantes ateridos al pago gélido de Las Raíces.
¿Puede ser cierto que el Delegado del Gobierno ampara la decisión de su compañera de vacunarse antes de que le tocara? ¿O tiene tal vez el señor Pestana información fidedigna que le permite arriesgarse a tan trascendental amparo? Yo creo que no a la primera pregunta y no a la segunda también, aunque vuelvo y repito que no seré yo quien tire la primera piedra hasta que una investigación independiente determine si la señora Machín actuó o no ‘motu proprio’ y de forma egoísta, en este asunto de los pinchazos adelantados.
Si es verdad que Pestana ha decidido jugársela por su compañera Machín, siendo como es Delegado del Gobierno de la Nación, será por la endogámica costumbre del socialismo palmero de hacer siempre lo que buenamente se les antoja, más que por otra cosa. Llevan los socialistas de la isla haciendo de su capa un sayo, pasándose instrucciones y consignas de la regional y la Federal por entre la faltriquera y el arco de triunfo, soportando expulsiones de por vida que se olvidan a las dos semanas. Pestana, que fue sacristán expulsado antes que fraile a la orden de Moncloa, debe estar muy seguro de que para un socialista de La Palma ser expulsado del PSOE es timbre de gloria y antesala de readmisión y nombramiento de más rango.
Si por pactar con Asier Antona a él –Pestana- lo premiaron con la Delegación del Gobierno, por algo de más calado -como inocularse un par de chutes de ácido ribonucleico mensajero monocatenario- es posible que en unos meses a la consejera del Cabildo nos la hagan ministra. En sustitución de la ministra Darias, que la señora Machín, en esto de las vacunas ya se lo trae aprendido.